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Ignacio Caparrós

Visión del cataclismo (2001)

Este libro, escrito en su totalidad durante el primer semestre del 2001, fue publicado en 2004 por la Diputación de Cáceres y la Institución Cultural "El Brocense" en la Colección "Abezetario", letra Q. De él se imprimieron 1000 ejemplares, al cuidado de Teófilo González Porras, en una edición exquisita de la que ignoro si aún quedan existencias. Se trata de una obra épica y a la vez apocalíptica, en la que por primera vez mezclo la poesía con la prosa poética. Hay ciertos momentos en la vida de un poeta en que se producen procesos adivinatorios, intuiciones o visiones de realidades, que, posteriormente, acaban cumpliéndose. Este libro aglutina claves de esas dotes visionarias en referencia a situaciones futuras que acontecieron más o menos a como fueron auguradas. El mundo que nos rodea no camina por los cauces de equilibrio, solidaridad, conciencia y responsabilidad que ante asuntos tan graves como la pobreza, el terrorismo, la contaminación, la degradación ecológica, las drogas, la prostitución y explotación infantiles, la inmigración, la política corrupta, la indiferencia generalizada ante la Cultura, el deterioro de la educación, los malos tratos, la violencia de género, la militarización creciente, la tortura, etc., todo ser humano debiera asumir como propias en aras de luchar por erradicar tan dolorosas circunstancias que están provocando, paulitinamente, la destrucción global de este planeta y de cuantos valores lo han venido sosteniendo durante milenios. Este libro da cuenta de esas circunstancias, a la vez que advierte sobre el peligro de mantenerlas y acrecentarlas tan erróneamente, como de hecho venimos haciendo. Transcribo aquí el primer capítulo de la obra, en la que el visitante de esta página podrá advertir algunas de esas visiones de las que hablaba al principio.

                                                                                          ¿QUÉ?

¿Qué se ha roto? ¿Qué crital? ¿Qué arteria? ¿Qué hilo de lo inconsutil? ¿Qué reloj se ha parado? ¿Qué celula dejó de dividirse? ¿Qué océano se hundió bajo su obtuso piélago? ¿Qué cielo abortó su sol? ¿Qué tormenta de fuego arrasó las ciudades? ¿Qué árbol detuvo su estatura bajo la lluvia ácida? ¿Qué casa fue abatida por el viento indómito? ¿Qué rayo trituró esa roca? ¿Qué alerce emergió sobre la calcinada superficie de una isla volcánica recién parida? ¿Qué serpiente negra de acero recorre los océanos, dejando un lastre de hedionda destrucción en los acantilados? ¿Qué aldea sucumbió bajo el lodo? ¿Qué torres de soberbia y desafío fueron demolidas desde el aire suicida del desesperado? ¿Qué pasó por la mente de ese joven que lanzaba piedras a los tanques antes de ser acribillado a tiros? ¿Qué político bastardo apuñaló a su más leal compañero, mientras le daba su abrazo de malhadado Judas? ¿Qué cadáver, indiferente a los que se abluyen, transporta el río a sus deltas putrefactos? ¿Qué halcón arpío arponeó el vuelo torcaz de esa paloma? ¿Qué tumor gangrenó el horizonte? ¿Qué poeta se ahorcó de la viga del asco? ¿Qué prometió aquél que temblaba en su tribuna? ¿Qué anhelan los que aplauden, los que callan, los que lloran o ríen, los que pasan de lado o de largo o de todo? ¿Qué saben de sí mismas las brújulas? ¿Qué perro nos muerde las muñecas?

                                                                                              *

¡Oh qué desazón! ¡Qué miedo, qué sorpresa! ¡Qué amargo el placer cuando se torna acedo! ¡Qué sed, oh qué sed de conocimiento ante el súbito desplome de los astros! ¡Qué estéril la experiencia! ¡Qué perfil, qué crepúsculo, qué embriaguez de azahares al evocar la dicha! ¡Qué efímeros mariposas y lirios! ¡Qué rotundo el cadáver de un cetáceo varado! La llama de una vela, ¡qué fugaz! ¡Qué terror a las sombras que nos nublan los ojos! ¡Qué absurdo el terror al vacío! ¡Qué camino sin meta! ¡Qué duda, qué pregunta! ¡Qué deuda, qué incumplimiento, qué toalla sangrienta! ¡Qué tarde es siempre, oh sí, qué tarde para escapar del cataclismo que anunció el oráculo! ¡Qué refugio insuficiente, bajo el sol de las espigas, la tierra, taracea de todos sus espasmos! ¡Qué impotente el que siembra un temblor bajo el tumulto! ¡Qué mendaz indiferencia ante el llanto de los niños, masacrados a tiros en su escuela, sojuzgados para satisfacer el espasmo del abyecto, condenados al grisú, la seda, la pólvora o el vertedero! ¡Qué estériles los frutos de la mente! ¡Qué baldío el designio del alma unida en silencio al betún de los Muertos!

                                                                                         ***

Va el orbe a su deriva, como el agua.

¡Qué despojos de estrellas en sus cauces!

Un roble, que es atlante de universos,

una montaña viva, cachalote

que es cimiento de simas, se derrumban.

¿Qué responde el tambor de tierra y mares?

¿Qué el timbal de la atmósfera aturdida?

Hay un río que ignora sus riberas.

La noche llegará cubierta en llamas:

pirámides serán sus obeliscos,

truncadas por un fuego terrorista

que plagia cementerios de automóviles

allí donde se alzaba la soberbia.

Y el agua seguirá ignorando a dónde,

y todo tornará a su turbia forma

de energía contusa, cuando estalle

la ventana del mundo en sus ventanas.

Se habrá roto un espejo -¿qué hora era?-,

allí donde la luz tornó a su caos.

Y el sol alumbrará cualquier negrura,

cualquier otro designio sin memoria. 

 

                                                                                             

2 comentarios

Trinidad Grande -

Perdurar no es el fin de la llama en lo oscuro,
sino alumbrar la duda,promover embelesos,
incitar al abismo a quien anda entre sombras.
El fin será silencio,deshabitado páramo,
en que pujó la vida y jamás aprendimos.

Gracias por escribir.

Inma Castellote -

Le conocí a través de Las mascaras del silencio, como me gustó tanto su poesía, a través de mi librero y con mucha dificultad, por su parte, me consiguió un ejemplar de Visión del cataclismo. Después ha sido imposible conseguir otro de sus libros. Estoy muy interesada en seguir leyendo su poesía, vivo en Alfaz del Pí, Alicante, le buscado, también, en la FNAC, pero no hay manera. Podría indicarme, dónde puedo adquirir sus libros.

Gracias,

Inma Castelllote